lunes, septiembre 07, 2009

La Primera Guerra Mundial. Causas y Consecuencias

Materia: Historia
Integrantes del grupo: Escalante Julián; Geist Emiliano
Tema: La Primera Guerra Mundial
Curso: 9ª
Profesor: Ramón Cieri

Índice.

1. Introducción.
2. Motivos que llevan a denominar al conflicto militar que comienza como primera guerra mundial.
3. Bloques que se enfrentan. Imperios que lo lideraban.
4. Impacto tecnológico que produjo la guerra en la utilización de armas y transporte.
5. Rol o postura de la Argentina.
6. Conclusión.
7. bibliografía.


1. Introducción.

Conflicto militar que tuvo su comienzo un 28 de julio de 1914 como un enfrentamiento en el Imperio Austro-Húngaro y Serbia; transformándose en un enfrentamiento armado y que finalmente pasó a ser una guerra mundial, en la que participaron 32 naciones, Veintiocho de ellas, denominadas ‘aliadas’ o ‘potencias asociadas’ y entre las que se encontraban Gran Bretaña, Francia, Rusia, Italia y Estados Unidos, lucharon contra la coalición de los llamados Imperios Centrales, integrada por Alemania, Austria-Hungría, el Imperio otomano y Bulgaria; tuvo su fin en el año 1918.
La causa inmediata del inicio de las hostilidades entre Austria-Hungría y Serbia fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, heredero del trono austro-húngaro, No obstante, las causas profundas del conflicto remiten a la historia europea del siglo XIX, concretamente a las tendencias económicas y políticas que imperaron en Europa desde 1871, año en el fue fundado y emergió como gran potencia el II Imperio Alemán.
La primera guerra mundial tuvo su fin en el año 1918.

2. Motivos que llevan a denominar al conflicto militar que comienza como primera guerra mundial.

La Primera Guerra Mundial fue un conflicto armado a escala mundial desarrollado entre 1914 y 1918. Originado en Europa, por la rivalidad entre las potencias imperialistas, se transformó en el primero en cubrir más de la mitad del planeta. Fue en su momento el conflicto más sangriento de la historia. Antes de la Segunda Guerra Mundial, esta guerra solía llamarse la Gran Guerra o la Guerra de Guerras.
A finales del siglo XIX, Inglaterra dominaba el mundo tecnológica, financiera, económica y sobre todo políticamente. Alemania y Estados Unidos le disputaban el predominio industrial y comercial. Durante la segunda mitad del siglo XIX y los inicios del siglo XX se produjo la repartición de África (a excepción de Liberia y Etiopía) y Asia Meridional, así como el gradual aumento de la presencia europea en China, Estado en franca decadencia.
Estados Unidos y, en menor medida, el Imperio Ruso controlaban eficientemente sus vastos territorios, unidos por largas líneas férreas (ferrocarril Atlántico-Pacífico y Transiberiano, respectivamente). Inglaterra y Francia, las dos principales potencias coloniales, se enfrentaron en 1898 y 1899 en el denominado incidente de Faschoda, en Sudán, pero el rápido ascenso del Imperio alemán hizo que los dos países se unieran a través de la Entente cordiale. Alemania, que solamente poseía colonias en Camerún, Namibia, África Oriental, algunas islas del Pacífico (Islas Salomón) y enclaves comerciales en China, empezó a pretender más a medida que aumentaba su poderío militar y económico posterior a su unificación en 1871. Una desacertada diplomacia fue aislando al Reich, que sólo podía contar con la alianza incondicional de Austria-Hungría.
Francia deseaba la revancha de la derrota sufrida frente a Prusia en la Guerra Franco-prusiana de 1870-1871. Mientras París estaba asediada, los príncipes alemanes habían proclamado el Imperio (el llamado Segundo Reich) en el Palacio de Versalles, lo que significó una ofensa para los franceses. La III República perdió Alsacia y Lorena, que pasaron a ser parte del nuevo Reich germánico. Las generaciones francesas de finales del siglo XIX, sobre todo el Ejército, crecieron con la idea de vengar la afrenta recuperando esos territorios. En 1914 sólo hubo un 1% de desertores en el ejército francés, en comparación con el 30% de 1870.
Mientras tanto, los países de los Balcanes liberados del Imperio Otomano (el «enfermo de Europa») fueron objeto de rivalidad entre las grandes potencias. Turquía, que se hundía lentamente, no poseía en Europa —hacia 1914— más que Estambul, la antigua Constantinopla. Todos los jóvenes países nacidos de su descomposición (Grecia, Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro y Albania), buscaron expandirse a costa de sus vecinos, lo que llevó a dos conflictos entre 1910 y 1913, conocidos como Guerras Balcánicas.
Impulsados por esta situación, los dos enemigos seculares del Imperio Otomano continuaron su política tradicional de avanzar hacia Estambul y los Estrechos. El Imperio Austrohúngaro deseaba proseguir su expansión en el valle del Danubio hasta el mar Negro, sometiendo a los pueblos eslavos. El Imperio Ruso, que estaba ligado histórica y culturalmente a los eslavos de los Balcanes, de confesión ortodoxa —ya les había brindado su apoyo en el pasado— contaba con ellos como aliados naturales en su política de acceder a «puertos de aguas calientes». Evidentemente, estas políticas opuestas entre una potencia católica y otra ortodoxa provocaron enfrentamientos.
Como resultado de estas tensiones, se crearon vastos sistemas de alianzas a partir de 1882:
de una parte, Francia, el Imperio Británico y el Imperio ruso (Triple Entente) y
el Imperio alemán, el Imperio Austrohúngaro e Italia (Triple Alianza).
A este período se le conoce como Paz armada, ya que Europa estaba destinando cuantiosas cantidades de capital al armamento y, sin embargo, no había guerra, aunque se sabía que ésta era inminente.
La guerra comenzó como un enfrentamiento entre Austria-Hungría y Serbia, pero Rusia se unió al conflicto, pues se consideraba protectora de los países eslavos. Tras la declaración de guerra austrohúngara a Rusia el 1 de agosto de 1914, el conflicto se transformó en un enfrentamiento militar a escala europea. Alemania respondió a Rusia con la guerra y Francia se movilizó para apoyar a su aliada. Las hostilidades involucraron a 32 países, 28 de ellos denominados «Aliados»: Francia, los Imperios Británico y Ruso, Canadá, Estados Unidos (desde 1917), Portugal, Japón, así como Italia que había abandonado la Triple Alianza. Este grupo se enfrentó a la coalición de las «Potencias Centrales», integrada por los Imperios Austrohúngaro, Alemán y Turco, acompañados por Bulgaria

El evento detonante fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono del Imperio Austrohúngaro, y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de 1914 a manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip.
El Imperio Austro-húngaro exigió, con el apoyo del Imperio alemán, investigar en territorio serbio, ya que consideraba que la organización paneslavista Mano Negra tenía conexión con los servicios secretos de ese país. El Imperio Austrohúngaro dio un ultimátum el 28 de julio a Serbia, que no aceptó todas las condiciones impuestas. El ataque austrohúngaro activó las disposiciones previstas por el sistema de alianzas.
También los historiadores insisten en que hubo otras causas como las alianzas entre países (Triple Entente y Triple Alianza), que un conflicto local podía tomar dimensiones internacionales. Además entre 1890 y 1914 los países incrementaron el presupuesto militar en la carrera armamentística conocida como Paz Armada.[
]

El punto 3 tiene un análisis que no se relaciona con el tema designado, por eso coloreo en rojo…
3. Bloques que se enfrentan. Imperios que lo lideraban.

El período que se abre después de la guerra es una época de continuos conflictos locales entre ambos bloques, sin que estos se enfrenten definitivamente. Será la política de bloques en la que se enfrenten el bloque capitalista contra el bloque comunista.
En el marco de la Guerra Fría el bloque capitalista es el que agrupa a los países con regímenes próximos a Estados Unidos. Contrariamente al bloque comunista, el capitalista es muy heterogéneo, debido a las diferencias económicas entre países y a los nacionalismos arraigados. Las disidencias son muy importantes y no hay manera de «castigarlas». La descolonización crea el Tercer Mundo, con países capitalistas que se declaran mayoritariamente no alineados, e intentarán ser neutrales. Estos países, en sus relaciones internacionales, tienen una política semejante frente a los países ricos. Algunos de ellos se hacen comunistas, como Angola, Somalia o Etiopía, pero en general son neutrales. A este bloque hay que sumarle todo América Latina. Son países donde una guerra abierta entre los dos bloques, probablemente, desencadenaría una guerra civil entre comunistas y capitalistas. Japón se convierte en una gran potencia, que hace la competencia a EE UU y Europa, y tiende a defender sus intereses.
El mundo árabe se unifica bajo el signo de su religión, en la Liga árabe, y también será un motivo de disensión dentro del bloque. Además, tiende al integrismo y lucha abiertamente contra Israel, que esta siendo sostenido por Estados Unidos. En 1960 se funda la OPEP, que controlará los precios del petróleo, la fuente de energía principal en todo el mundo. Pero su control tiene mayor importancia para el bloque capitalista puesto que el comunista tiene sus propias fuentes de abastecimiento. En 1973 la subida del precio del petróleo desencadena una crisis económica que afecta a todo el mundo capitalista, hasta 1986 en que vuelven a caer los precios del petróleo.
En este bloque se han dado, también, tendencias totalitarias como en los países de América Latina o en Grecia, Portugal y España, además de en muchos de los países descolonizados.
En el bloque capitalista las relaciones internacionales también han sido dominadas por organismos económicos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el GATT.
En el marco de la Guerra Fría el bloque comunista es el que agrupa a los países con regímenes próximos a la Unión Soviética. El bloque comunista es bastante homogéneo, puesto que está dominado por la URSS, que ejerce la dirección ideológica y política, pero tiene algunas diferencias internas. Se caracteriza por una importante unidad ideológica, ya que todos ellos son marxistas-leninistas y tiene un proyecto de futuro que incluye la expansión fuera del bloque. En 1945, la Unión Soviética es la guía indiscutible del bloque. Pero a partir del XX congreso del PCUS, donde Jruschev condena el estalinismo, se empiezan a demostrar las disensiones.
El núcleo original del bloque es Rusia, a la que se suman, tras 1945, las democracias populares que se van instaurando en su área de influencia. En 1948 la Yugoslavia de Tito, que había hecho su propia revolución, demuestra sus disidencias. La URSS impide la construcción de una gran república balcánica y el desarrollo de una federación en la zona. El comunismo que se practica en Yugoslavia es más pragmático y democrático, se ejerce la autogestión obrera, y hay una importante descentralización administrativa. En Yugoslavia no hay una burocracia tan desarrollada como en el resto de los países. Como consecuencia de esta disensión, Yugoslavia queda aislada dentro del bloque comunista.


4. Impacto tecnológico que produjo la guerra en la utilización de armas y transporte.


La contienda generó un intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra: fusiles de repetición, ametralladoras, gases venenosos dando origen a la guerra biológica y química, hubo tanques, dirigibles y aviones, también se practicaron los bombardeos a las ciudades. La artillería multiplicó los calibres, aumentó el alcance y mejoró los métodos de corrección. El transporte motorizado se generalizó.
El uso de gas venenoso en la Primera Guerra Mundial fue una importante innovación militar. Los gases utilizados iban desde el gas lacrimógeno a agentes incapacitantes como el gas mostaza y agentes letales como el fosgeno. Esta guerra química fue uno de los principales elementos de la primera guerra global y también de la primera guerra total del siglo XX. La capacidad letal del gas era limitada —solo el 3% de las muertes en combate fueron debidas al gas—, pero la proporción de bajas no letales fue alta, llegando el gas a ser uno de los factores más temidos entre los soldados. Al contrario que la mayoría de las armas de la época, fue posible desarrollar contramedidas efectivas para el gas. De ahí que en las fases finales de la guerra, aunque el uso del gas aumentó, en muchos casos su efectividad disminuyó. Debido al uso generalizado de la guerra química, además de los importantes avances en la fabricación de explosivos de alto orden, a veces se ha calificado a la Primera Guerra Mundial como "la guerra de los químicos".



5. Rol o postura de la Argentina

La "neutralidad benévola" del gobierno argentino
Una de las principales consecuencias de la Primera Guerra para la Argentina fue el estrechamiento de sus relaciones políticas y económicas con Estados Unidos, no obstante la postura neutral adoptada por los gobiernos de Victorino de la Plaza e Hipólito Yrigoyen. El acercamiento argentino a la órbita aliada, bajo la forma que autores como Ricardo Weinmann y Harold Peterson llaman "neutralidad benévola", fue producto de una serie de factores de naturaleza político-estratégica y económica, cuya interacción demostró la vulnerabilidad externa argentina y la creciente influencia norteamericana a nivel regional y mundial. Entre estos factores podemos mencionar los siguientes: a) el crecimiento de los vínculos comerciales bilaterales y el de las inversiones norteamericanas en la Argentina, cuya contracara fue la creciente incapacidad británica para abastecer las necesidades de productos importados por parte de la economía argentina; b) la imposibilidad por parte de las autoridades argentinas de recurrir al crédito europeo -paralizado por la crisis de 1913 y la guerra misma- y la necesidad de reemplazarlo por el empréstito de origen estadounidense; y c) la desarticulación del comercio argentino-alemán durante la guerra a través de los embargos y listas negras implementadas por los países aliados. Como consecuencia de la sumatoria de estos factores, a partir de la guerra Estados Unidos fue el proveedor casi exclusivo de productos manufacturados y créditos para el mercado argentino. Como sostiene Sheinin, como resultado de la Primera Guerra, Estados Unidos ganó una ventajosa presencia comercial en la Argentina. Hacia 1919, los hombres de gobierno argentinos no habían logrado transformar a su país ni en un socio diplomático de Estados Unidos ni en un rival económico de esta nación en el Caribe. Más bien, la Argentina se había convertido en uno de los mercados objeto de disputa entre los intereses comerciales norteamericanos y europeos. La vulnerabilidad económica externa argentina se hizo evidente durante la guerra. Las circunstancias bélicas debilitaron los lazos con Europa, principal sostén de los intentos del gobierno argentino por modelar las relaciones argentino-norteamericanas sobre un plano de igualdad. Sumado a ello, el fracaso de la Argentina en acceder al rol de mediador en las negociaciones del canal de Panamá, las limitaciones que el gobierno norteamericano impuso a la mediación del ABC en la crisis política mexicana, y las presiones a las que se vio sometida la neutralidad fueron el reflejo inexorable del crecimiento de la influencia política y económica norteamericana. Como consecuencia, el ejercicio de la "diplomacia de control" por parte de Estados Unidos colocó a la Argentina no en el rol deseado por los argentinos de partner o socio, sino de subordinado a la potencia hemisférica. Así, la escasa efectividad de la diplomacia argentina, más la dependencia argentina del mercado norteamericano como fuente de créditos y bienes manufacturados, permitieron a Estados Unidos y a los países aliados poner exitosamente a prueba la neutralidad argentina y transformarla en una "neutralidad benévola" o funcional a la causa aliada. En el transcurso de la guerra, las medidas de bloqueo decretadas por Estados Unidos y las naciones aliadas desarticularon el comercio argentino-alemán y, particularmente, volvieron a la vulnerable economía argentina crecientemente dependiente de los productos manufacturados norteamericanos. A través de la Junta de Comercio de Guerra (War Trade Board's Bureau of Exports), las autoridades de Washington demostraron su capacidad de manipulación, pues esta agencia fue la encargada de otorgar o denegar los permisos de exportación de bienes manufacturados al mercado argentino. El criterio de la Junta para conceder o no licencias de exportación de bienes estuvo vinculado con las necesidades de la guerra para Estados Unidos y los países aliados. Así, la exportación de productos norteamericanos como amoníaco, materiales para ferrocarril, láminas de estaño para los frigoríficos argentinos y papel para impresión fue limitada por la Junta de Comercio de Guerra bajo el criterio de que estos bienes eran "necesarios para la prosecución de la guerra por parte de Estados Unidos y los aliados". Una segunda categoría de bienes norteamericanos, la de "mercaderías consideradas como esenciales para la vida comercial argentina", incluyó envíos de implementos agrícolas, explosivos, medicinas y automóviles. La tercera categoría de artículos norteamericanos enviados a la Argentina fue la de aquellos rubros exportados "con el propósito de influenciar el intercambio comercial", e incluyó aparatos eléctricos, instrumental científico y tinturas químicas. Una última categoría estuvo relacionada "con las exportaciones ordinarias o habituales de Estados Unidos a Argentina", e incluyó una variedad de químicos industriales, motores de gasoil y caucho. La ascendente influencia norteamericana sobre la economía argentina implicó entre otras una importante transformación del sector eléctrico local. Dominado en los años anteriores a la Primera Guerra por tres firmas alemanas: Allgemeine Elektricitats Gesellschaft, Siemens-Schuckert, y H. Fuhrman & Company, la industria eléctrica experimentó el impacto negativo de la guerra en el intercambio comercial. Las importaciones de equipos eléctricos declinaron desde un valor de 9.756.234 en 1913 a uno de 2.732.840 en 1917. Pero las importaciones provenientes de Estados Unidos ascendieron un 138%, desde un valor de 577.126 dólares a uno de 1.375.500 dólares. Las firmas alemanas radicadas en la Argentina siguieron importando equipos eléctricos desde el mercado norteamericano hasta mediados de 1918, cuando la Junta de Comercio de Guerra inició la persecución de una lista de enemigos comerciales, con la colaboración de las Cámaras de Comercio de los países aliados radicadas en Buenos Aires. Obviamente, el explícito fin era eliminar la presencia comercial alemana en el mercado argentino. La presión gubernamental norteamericana generó además una declinación en las actividades de los bancos alemanes en Buenos Aires. Entre los cinco bancos extranjeros más importantes que contaron con sucursales en la Argentina durante los años de la Primera Guerra, los bancos norteamericanos The National City Bank y The Bank of Boston rápidamente desafiaron a sus competidores alemanes. Hacia mediados de 1918, los depósitos combinados de estos dos bancos norteamericanos (30.862.000 dólares) superaron en monto a los de los dos bancos alemanes más prominentes, el Banco Alemán Transatlántico y el Banco Germánico -29.926.000 dólares.


6. Conclusión

La Primera Guerra Mundial sacudió los supuestos liberales y racionales de fines de siglo XIX y principios del XX de la sociedad europea.
Fue una guerra total y supuso una movilización de recursos y de pueblos, así como una creciente centralización gubernamental del poder en cuanto a las vidas de sus ciudadanos.

7. bibliografía.

http://www.monografia.com/
http://www.wikipedia.org/
Historia del siglo XX (edición especial para La Nación)
Anexos

Cambios Politicos en Argentina a principios del Siglo XX. La llegada de la UCR al Gobierno

Instituto:
“San Vicente de Paúl D-88”

Trabajo Práctico:
“Cambios Políticos en Argentina a Principios del Siglo XX”

Apellido y Nombre de las Alumnas:
Brunetti, Ayelén
Reynoso, Vera
Rodriguez, Valeria

Asignatura:
Historia
Curso: 9no. Año Ciclo lectivo: 2008

Docente:
Cieri, Ramón

Fecha de entrega: 14/08/08



Índice

Introducción............................................................. 3


Objetivos Generales.................................................. 4


Objetivos Específicos……………………………………………… 4


Desarrollo…………………………………………………………….. 5


Conclusión……………………………………………………………. 9


Bibliografía…………………………………………………………… 10

Introducción

EL NACIMIENTO DE LA UNION CÍVICA RADICAL
Si bien la modificación de la legislación electoral operada en el año 1912 -al poner fin al fraude electoral sistemático-, posibilita la aparición de un nuevo estilo político en la sociedad argentina, conformado sobre la base de las prácticas políticas implementadas por los integrantes de la Unión Cívica Radical, dicho estilo no surge espontáneamente con la promulgación de la Ley Sáenz Peña, sino que se va conformando a través de los veinticinco años de contienda política que desarrolla el radicalismo desde su nacimiento hasta alcanzar por primera vez el gobierno de la Nación.
La Unión Cívica Radical es el primer partido político -y el más antiguo de los existentes en la actualidad- que merece tal denominación en nuestro país. Los orígenes del partido se encuentran en la depresión económica y la oposición política al presidente Miguel Juárez Celman del año 1890.
Tal como sabemos, en 1889, se había conformado un grupo de oposición a este mandatario en la ciudad de Buenos Aires, con el nombre de "Unión Cívica de la Juventud"; al año siguiente al ampliar su base de apoyo popular, este grupo pasó a denominarse simplemente "Unión Cívica". En el mes de julio de 1890 la Unión Cívica preparó una revuelta de carácter cívico-militar contra el presidente en la ciudad capital, que si bien no consiguió apoderarse del Gobierno, obligó a aquél a dimitir. Un año más tarde, con motivo de las candidaturas para la renovación presidencial, la Unión Cívica se dividió. Este fue el punto de partida de la "Unión Cívica Radical", bajo la jefatura de Leandro N. Alem. El caudillo de Balvanera, durante los siguientes cinco años, hasta su muerte, condujo a su partido infructuosamente a la conquista del poder a través de sucesivos intentos de golpe de Estado cívico militares.
El origen de la Unión Cívica, de la que saldría el partido radical un año más tarde, no debe buscarse tanto en la movilidad de los sectores populares sino en segmentos de la elite tradicional, cuyo papel puede rastrearse en el resentimiento que alentaban contra el gobierno encabezado por Juárez Celman distintos grupos de la provincia de Buenos Aires debido a su exclusión de los cargos públicos y del acceso al patronazgo oficial.La aparición de la Unión Cívica Radical fue, pues, expresión de la imposibilidad del presidente Juárez Celman de instituir una relación establecida entre los sectores politizados de la elite. Algunos de estos grupos se habían opuesto también al general Julio A. Roca en su primer Gobierno, pero obtuvieron la mayor parte del apoyo popular con que contaban gracias a su enfrentamiento con Miguel Juárez Celman.Durante casi todo el período que se extendió entre 1889 y 1905, el radicalismo perdió posiciones. Hasta el final del siglo XIX, los sucesos más destacados fueron, en primer lugar, la consolidación de Hipólito Irigoyen como sucesor de Alem y, en segundo lugar el hecho de que el eje central del partido se ubicó en la provincia de Buenos Aires. Esto tuvo significación porque cuando el partido comenzó finalmente a expandirse, el grupo de Buenos Aires conducido por Irigoyen, lo mantuvo bajo su control, incorporando poco a poco a las filiales provinciales en una organización nacional.Alrededor del año 1903, Hipólito Irigoyen revitalizó sus contactos con las provincias y retomó la fundación de clubes partidarios en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Mendoza. Sin embargo, el descontento se limitaba todavía a ciertos grupos restringidos -estudiantes, oficialidad joven del Ejército-, por lo tanto, el intento de coup d'etat, que se concretó en febrero de 1905, representó un fracaso todavía mayor que los precedentes, poniendo de manifiesto que si bien los radicales habían conseguido cierto apoyo militar, los altos mandos del Ejército seguían adhiriendo a la elite gobernante.
Pero si bien el movimiento militar fracasó, tuvo un importante efecto, al permitir que el radicalismo se diera a conocer a una nueva generación para la cual los acontecimientos de la década del noventa se perdían en el tiempo como un hecho borroso; también posibilitó, a partir de una ignominiosa y total derrota, el comienzo de un proceso que culminará con la victoria radical en las elecciones presidenciales de 1916.


Objetivos Generales


-. Permitir que el radicalismo se diera a conocer a una nueva generación.
-. Lograr que el presidente de la Nación sea elegido, usando el sistema de voto secreto y obligatorio para todos los ciudadanos varones, el cual había sido establecido por la Ley Sáenz Peña cuatro años antes del hecho.

Objetivos Específicos

-. Poner fin al fraude electoral sistemático.

Desarrollo

En 1916 se eligió por primera vez en Argentina al presidente de la Nación utilizando el sistema de voto secreto y obligatorio para todos los ciudadanos varones, que había sido establecido por la Ley Sáenz Peña cuatro años antes. Hasta entonces las elecciones se realizaban por el llamado "voto cantado" que permitía toda clase de abusos y fraudes, y que llevó a la Unión Cívica Radical a realizar tres insurrecciones armadas en 1890, 1893 y 1905.

A partir de entonces se abriría una serie ininterrumpida de tres presidencias radicales, la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922), la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928) y la segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen (1928-1930). Esta última fue interrumpida por un golpe de estado militar producido el 6 de setiembre de 1930, encabezado por el general José Félix Uriburu.

La Unión Cívica Radical (UCR) es un partido político de Argentina fundado el 26 de junio de 1891 por Leandro N. Alem. Gobernó varias veces el país en oportunidad de las presidencias de Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Arturo Frondizi (UCRI), Arturo Illia (UCRP), Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa. La UCR reúne grupos con diversas ideologías como el krausismo, el federalismo, el liberalismo, el nacionalismo, el conservadurismo, el desarrollismo y la socialdemocracia, entre otras. Se ha caracterizado por su ideología defensora del laicismo, de inspiración igualitarista, con raíces en el federalismo tradicional (Partido Federal) y el autonomismo alsinista, habiendo desempeñado un papel decisivo para la conquista del sufragio universal y secreto masculino y la instalación de una democracia liberal en el país, a la vez de resultar ampliamente representativo de las clases medias argentinas durante el siglo XX. Desde 1996 pertenece a la Internacional Socialista.

El conservadurismo o conservatismo, dentro de un contexto político, se considera a aquellas opiniones y posicionamientos de centro-derecha y derecha. Los conservadores son especialmente favorables a la continuidad en las formas de vida tradicionales y adversos a los cambios bruscos o radicales. En lo social, los conservadores defienden valores familiares y religiosos tradicionales. Generalmente el conservadurismo se asocia al nacionalismo de la nación ya constituida y el patriotismo.

El socialismo es una ideología política que designa aquellas teorías y acciones políticas que defienden en principio un sistema económico y político, basado en la propiedad o posesión democrática de los sistemas de producción, su control administrativo por parte de los mismos productores o trabajadores y del control democrático de las estructuras políticas civiles por parte de los ciudadanos, en muchas ocasiones a través de los métodos de propiedad colectiva o la propiedad estatal. Por ello el socialismo se asocia, sin ser necesariamente, a ideas que van desde la búsqueda del bien común y la igualdad social hasta el socialismo de Estado o el intervencionismo, definiciones de socialismo o de sus métodos que pueden variar drásticamente según el interlocutor.

Partido Político
Cantidad de votos
Radicales
450.000
Conservadores
200.000
Socialistas
75.000

Quien asume como presidente fue Hipólito Irigoyen, quien A partir del 90 pasó a ser una figura significativa de la política argentina. El presidente de la república Carlos Pellegrini lo instó a participar en negociaciones entre los partidos políticos en pugna, y el también presidente Luis Sáenz Peña lo invitó incluso a incorporarse a su gabinete, pero Irigoyen, animado por una férrea intransigencia con respecto al régimen político de la época, rechazó ambos ofrecimientos. De hecho, 1893 lo encontró nuevamente involucrado en una revolución, esta vez al frente de los sublevados, en su calidad de presidente del Comité Central bonaerense de la recientemente fundada Unión Cívica Radical. Durante los sucesos del 93 Irigoyen logró involucrar en el movimiento a un importante número de oficiales del ejército, dirigió personalmente las operaciones militares y participó de la ocupación de varias ciudades de la Provincia de Buenos Aires. Fue proclamado por la revolución gobernador de la Provincia, pero renunció al cargo, que fue ocupado por el Dr. Juan C. Belgrano, hasta que el gobierno nacional, encabezado entonces por el Dr. Manuel Quintana, intervino la Provincia. El sistema electoral vigente entonces en la Argentina daba lugar a abusos y manejos por parte de quienes ejercían el poder político, de modo que el único medio que los radicales vislumbraban para la conquista del poder era la abstención electoral y la lucha armada. Por ello, el 4 de febrero de 1905 explotó una tercera revolución radical encabezada nuevamente por Irigoyen que logró ocupar parte de la capital y algunas ciudades de la provincia, pero fue finalmente sofocada por el ejército. Irigoyen resultó entonces proscrito, pero una ley de amnistía le permitió volver a hacerse cargo de sus funciones como dirigente del partido radical. Fue entonces, en 1912, que se sancionó la llamada "Ley Sáenz Peña", que garantizaba el voto universal, obligatorio y secreto para los varones adultos y la representación para la primera minoría, con lo que la Unión Cívica Radical decidió volver a participar de las elecciones. La idea de la elite política gobernante era que la oposición radical habría obtenido en el mejor de los casos la minoría, pero en los comicios del 2 de abril de 1916, entonces, Irigoyen resultó electo presidente de la república acompañado en la fórmula por Pelagio B. Luna. Al asumir el cargo el 12 de octubre de ese mismo año, Irigoyen fue llevado en andas por sus simpatizantes desde el congreso de la nación hasta la casa de gobierno, por una distancia de más de un kilómetro y medio.
La política de Irigoyen no introdujo novedades sustanciales en la economía argentina, ligada entonces al mercado mundial a través de la exportación de alimentos -sustancialmente cereales y carnes- y la importación de productos manufacturados. Sus preocupaciones eran esencialmente político-institucionales, y por lo demás casi nadie consideraba importante realizar cambios en un modelo económico que había consagrado al país como "granero del mundo". Hipólito Irigoyen fue una figura mística del radicalismo, nunca emitió un discurso, no le interesaban los reportajes y escapaba de las fotos.

Los conflictos sindicales previos a las grandes huelgas de 1921-1922 en Santa Cruz,
muestran el carácter sectorial y transnacional de los enfrentamientos sociales del extremo sur argentino. La vida sindical santacruceña comienza en 1913 por la inquietud de los trabajadores residentes en Argentina y españoles bajo la influencia de la Federación Obrera de Magallanes, que había sido creada en 1911. La primera agremiación que surge en el territorio argentino es la Federación Obrera de Río Gallegos, y desde su nacimiento se manifiesta la influencia chilena en su organización y actividad. La presencia en la primera y subsiguientes reuniones de algún representante de la Federación de Punta Arenas, el hecho de tomar como modelo el Estatuto de la Federación chilena para la confección de la santacruceña, el contacto y la constante solidaridad entre las dos agrupaciones, demuestran la íntima relación existente y la importante influencia que la agremiación de Magallanes tenía sobre la de Argentina. En este trabajo me propongo analizar las acciones gremiales de los obreros de Santa Cruz que sucedieron, de acuerdo a sus actividades políticas, en el período 1919-1921. La investigación está realizada en base a documentos de la época, tales como panfletos, cartas, telegramas, notas periodísticas.

En 1919 el ambiente sindical está bastante convulsionado; ya desde hacía algunos años la lucha obrera se había manifestado y cada vez lo hacía con mayor expresividad y fuerza. La organización sindical, formada por hombres y mujeres de distintas nacionalidades, se declara en lucha contra el capital, el latifundio y los hacendados. Prioritariamente sus argumentos, documentados en sus panfletos, hacen hincapié en la lucha por el salario, las condiciones de vida y del trabajo. Las actividades gremiales incentivan, a través de sus escritos y los discursos dichos en el local de la Federación de Río Gallegos, la praxis revolucionaria y se nota una fuerte influencia del anarquismo y también de los principios de la revolución rusa.

Dentro de las particularidades de los hombres de esta entidad se ve una notoria
presencia de españoles, la mayoría de ellos anarquistas, que dirigen la Federación y sus acciones, muy frecuentemente junto con algún enviado de la Federación de Magallanes. Alrededor de ellos se reúne un conglomerado, cada vez más importante, de trabajadores de distinta nacionalidad, con la notoria presencia de chilenos, quienes a su vez están vinculados con Punta Arenas.

Se conoce por Reforma Universitaria de Argentina, o Reforma Universitaria de 1918, el movimiento de reforma universitaria que se inició en la Universidad Nacional de Córdoba en 1918, liderado por Deodoro Roca y otros líderes estudiantiles, y que se extendió luego a las demás universidades del país y de América Latina. Entre sus principios se encuentran la autonomía universitaria, el cogobierno, la extensión universitaria, la periodicidad de las cátedras, y los concursos de oposición y antecedentes.

Córdoba era la típica ciudad colonial americana. Fundada en 1573 por Jerónimo Luis de Cabrera, ya tenía Universidad en 1614, la cual le ha prestado su sello peculiar. La Universidad era medieval y monástica, retrógrada e indiferente a la vida, sujeta a latines y silogismos. Se regía por académicos ad vitam "que confundían el reparto de prebendas con la misión docente". Esto en 1918 cuando las circunstancias ya estaban cambiando en el mundo y en nuestro propio país.
Tres acontecimientos importantes condicionaron el ambiente en el que se desarrolló la Reforma Universitaria:
La Primera Guerra Mundial, que hizo comprender a muchos el por qué de las luchas antimperialistas que se repartían mercados lo mismo que triunfos bélicos;
La Revolución Socialista Soviética de 1917 que llevó por primera vez al poder en un Estado moderno a un partido bolchevique;
El gobierno radical de la Argentina, elegido en 1916 por el sistema de la ley Sáenz Peña (de sufragio universal, secreto y obligatorio), que trajo al plano político a la clase media en la persona del caudillo Hipólito Yrigoyen.
En la Argentina comenzaban a advertirse grietas en su estructura pastoril hasta entonces inconmovible: no bien se desplazó a ciertas fuerzas reaccionarias de algunos puestos oficiales, éstas fueron a refugiarse a la Universidad para reafirmarla en su condición de reducto conservador. Los académicos de Córdoba eran fieles representantes de su clase y de sus intereses: "designaban profesores de entre sus familiares o allegados, confeccionaban los planes de estudios, controlaban la formación de las nuevas generaciones para mantenerlas sujetas a las cadenas semifeudales".
El 15 de agosto, los estudiantes voltean la estatua de un tal Sr. García, cercana a la Universidad, y colocan un cartel: "En el país faltan estatuas, sobran pedestales". El morado de las casullas de los obispos, que los enfervorizados estudiantes cordobeses enarbolaban como trofeos, pasó a ser desde entonces el color distintivo del movimiento. Se reanudan parcialmente algunos cursos, pero los estudiantes se acantonan y resisten a las fuerzas policiales. Uno de los líderes estudiantiles, Enrique Barros, es traicioneramente golpeado: el país entero se indigna. El nuevo interventor es nada menos que el doctor José S. Salinas, ministro de Justicia e Instrucción Pública del gabinete de Yrigoyen lo que demuestra la importancia nacional que había adquirido el conflicto. Se suscribe un decreto de reformas el 12 de octubre de 1918.

Conclusión


En el año 1916, se elige por primera vez al presidente por medio del voto secreto y obligatorio para todos los ciudadanos varones, que había sido establecido por la Ley Sáenz Peña cuatro años antes. Gana la U.C.R. (Unión Cívica Radical), con Hipólito Irigoyen, quien asciende como presidente.

Bibliografía

http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_Uni%C3%B3n_C%C3%ADvica_Radical:_1916-1930

http://universum.utalca.cl/contenido/index-06-1/Guenaga.pdf

http://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_C%C3%ADvica_Radical

http://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo

http://es.wikipedia.org/wiki/Conservadores

http://www.monografias.com/trabajos16/union-civica-radical/union-civica-radical.shtml

viernes, agosto 07, 2009

Argentina entre 1829 y 1912 por Felipe Pigna...

Argentina entre 1829 y 1912 por Felipe Pigna...

La etapa rosista En 1829 uno de los estancieros más poderosos de la provincia, Juan Manuel de Rosas, asumió la gobernación de Buenos Aires y ejerció una enorme influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, retendrá el poder en forma autoritaria, persiguiendo duramente a sus opositores y censurando a la prensa, aunque contando con el apoyo de amplios sectores del pueblo y de las clases altas porteñas. Durante el rosismo creció enormemente la actividad ganadera bonaerense, las exportaciones y algunas industrias del interior que fueron protegidas gracias a la Ley de Aduanas. Rosas se opuso a la organización nacional y a la sanción de una constitución, porque ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras al resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña.La Secesión Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de ganado como Buenos Aires que se veía seriamente perjudicada por la política de Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el desarrollo provinciales. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con ayuda brasileña, el Ejercito Grande con el que derrotó definitivamente a Rosas en Caseros el 3 de febrero de 1852. Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional. Pero aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina, dieron un golpe de estado, conocido como la "Revolución del 11 de Septiembre de 1852". A partir de entonces, el país quedó por casi diez años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná). La separación duró casi diez años, hasta que en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en Pavón y unificó al país bajo la tutela porteña.La organización nacional A partir Pavón se sucedieron los gobiernos de Bartolomé Mitre (1862-68), Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880), quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación del todo el territorio nacional y la organización institucional del país fomentando la educación, la agricultura, las comunicaciones, los transportes, la inmigración y la incorporación de la Argentina al mercado mundial como proveedora de materias primas y compradora de manufacturas.La república conservadora En 1880 llegó al poder el general Julio A. Roca, quien consolidó el modelo económico agroexportador y el modelo político conservador basado en el fraude electoral y la exclusión de la mayoría de la población de la vida política. Se incrementaron notablemente las inversiones inglesas en bancos, frigoríficos y ferrocarriles y creció nuestra deuda externa. A partir de la crisis de 1890 surgieron las oposiciones al régimen. Por el lado político, la Unión Cívica Radical luchaba por la limpieza electoral y contra la corrupción, mientras que, por el lado social, el movimiento obrero peleaba por la dignidad de los trabajadores desde los gremios socialista y anarquista.La reforma electoral La lucha radical, expresada en las revoluciones de 1893 y 1905, y el creciente descontento social, expresado por innumerables huelgas, llevarán a un sector de la clase dominante a impulsar una reforma electoral que calme los ánimos y traslade la discusión política de las calles al parlamento. En 1912, el presidente Roque Sáenz Peña logró la sanción de la ley que lleva su nombre y que establece el voto secreto y obligatorio
Publicado en www.conocimientos2009.blogspot.com

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Ley Nº 1420 de Educación Común (1884)

Ley Nº 1420 de Educación Común (1884)
Fuente: Colección de Leyes y Decretos, Tomo 1, pág. 282. Art. 1. La escuela primaria tiene por único objeto favorecer y dirigir simultáneamente el desarrollo moral, intelectual y físico de todo niño de seis a catorce años de edad.
Art. 2. La instrucción primaria, debe ser "obligatoria", gratuita, gradual y dada conforme a los preceptos de higiene.
Art. 3. La obligación escolar comprende a todos los padres, tutores o encargados de los niños dentro de la edad escolar establecida en el artículo primero.
Art. 4. La obligación escolar puede cumplirse en las escuelas públicas, en las escuelas particulares o en el hogar de los niños; puede comprobarse, por medio de certificados y exámenes, exigir su observancia por medio de amonestaciones y multas progresivas, sin perjuicio de emplear, en caso extremo, la fuerza pública para conducir al niño a la escuela.
Art. 6. El "minimun" de instrucción obligatoria comprende las siguientes materias: lectura y escritura; aritmética (las cuatro primeras reglas de los números enteros, y el conocimiento del sistema métrico decimal y la ley nacional de monedas, pesos y medidas); geografía particular de la República y nociones de geografía universal; de historia particular de la República y nociones de historia general; idioma nacional; moral y urbanidad; nociones de higiene; nociones de ciencias matemáticas, físicas y naturales; nociones de dibujo y música vocal; gimnástica, y conocimiento de la Constitución Nacional. Para las niñas será obligatorio, además, el conocimiento de labores de manos y nociones de economía doméstica. Para los varones el conocimiento de los ejercicios y evoluciones militares más sencillos; y en la campaña, nociones de agricultura y ganadería.
Art.8. (956) La enseñanza religiosa sólo podrá ser dada en las escuelas públicas por los ministros autorizados de los diferentes cultos, a los niños de su respectiva comunión, y antes o después de clase.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar

Ley de Registro Civil

Ley de Registro Civil de la Capital de la República y territorios nacionales
En Colección de Leyes y Decretos, T. 1, p, 366 y sig.
CAPITULO IV
De los nacimientos
30. Se inscribirá en el libro de los nacimientos:
1. - Todos los que se verifiquen en la Capital y Territorios Nacionales;
2. - Los que se verifiquen fuera de las jurisdicciones expresadas, si sus padres tuviesen su domicilio en ella;
3. - Toda partida de nacimiento cuya inscripción se solicite;
4. - El reconocimiento y legitimación de hijos naturales;
5. - Las sentencias sobre filiación legítima y natural.
31. Dentro de los tres días siguientes al del nacimiento, deberá hacerse la declaración de él ante el encargado del registro, quien se trasladará al lugar en que se encuentre el nacido para cerciorarse de su existencia, y extenderá en la Oficina la correspondiente partida con las formalidades prescriptas en esta ley.
32. Respecto de los nacimientos que ocurran fuera de la capital, y territorios nacionales, el término para la declaración correrá desde que los padres vuelvan a su domicilio o elijan otro dentro de las jurisdicciones expresadas.
33. En los territorios nacionales no será obligatoria la traslación del jefe de la oficina al domicilio del nacido, cuando entre uno y otro lugar medien mas de 5 kilómetros, debiendo en tal caso comprobarse la existencia de la persona por certificados del juez de paz o de la autoridad militar y de dos testigos, a cuyo efecto se extenderá a ocho días el término en que debe hacerse la declaración del nacimiento.
42. La inscripción del nacimiento se hará extendiendo una partida que exprese:
1.- El lugar, día y hora en que se halla verificado;
2.- El sexo;
3.- El nombre que se dé al nacido;
4. - El nombre, apellido y domicilio del padre, de la madre y de los testigos;
5.- El nombre y apellido de los abuelos maternos y paternos;
6. - El nombre, apellido y domicilio de la persona que solícita la inscripción del nacimiento.
43. Si se tratase de hijos naturales no se hará mención del padre o de la madre, a no ser que ésta, o aquél, lo reconozcan ante el Jefe de Oficina, debiendo en tal caso expresarse tan sólo el nombre de aquél que lo hubiese reconocido.
CAPITULO V
De los matrimonios
54. Se inscribirá en el libro de los matrimonios:
1. - Los que se celebren en la capital y en los territorios nacionales;
2. - Los que se celebren fuera de las jurisdicciones expresadas, si el marido tuviera el domicilio en ella;
3. - Toda partida de matrimonio cuya inscripción se solicite;
4. - Las sentencias ejecutoriadas en que se declare la nulidad del matrimonio o se decrete el divorcio.
55. Dentro de los ocho días siguientes a la celebración del matrimonio, el marido estará obligado a presentar para su inscrlpción en el Registro, copia de la partida que compruebe el acto, suscripta por el párroco, pastor o ministro de la religión con cuyo rito se hubiere celebrado.
CAPITULO VI
De las defunciones
63. Deben inscribirse en el libro de las defunciones:
1. Todas las que ocurran en la capital y territorios nacionales.
2. - Las que ocurran fuera de estas jurisdicciones si las personas al tiempo de su muerte hubiesen tenido su domicilio en ellas.
64. El cónyuge sobreviviente, los descendientes del difunto, los ascendientes, el pariente mas cercano, y en defecto de ellos, toda persona mayor de edad que hubiere presenciado una defunción, estarán obligados por el orden de su designación, de su sexo y de su edad, a declarar la muerte ante el jefe de la oficina del registro por si o por medio de otro dentro de las 24 horas desde que ella hubiere tenido lugar.
65. Cuando el fallecimiento tuviere lugar en otra casa que la del difunto, incumbe además al dueño de ella, la obligación impuesta por el articulo anterior.
66. Si la defunción ocurriese en conventos, hospicios, cuarteles, hospitales, cárceles u otros establecimientos públicos, el superior, jefe o administrador, estarán obligados a hacer la declaración de ella en el término legal.
67. Igual obligación tendrá toda persona que encontrase un cadáver abandonado, oculto o en lugares públicos.
74. La inscripción se hará extendiéndose una partida que exprese, en cuanto sea posible:
1. El nombre, apellido, nacionalidad, sexo, edad, estado, profesión y domicilio de la persona muerta;
2. El nombre y apellido de su cónyuge, si hubiese sido casada o viuda;
3. La enfermedad o causa que haya producido la muerte;
4. El lugar, día y hora en que ocurrió;
5. - El nombre, apellido y domicilio de los testigos;
6. - El nombre, apellido, nacionalidad y domicilio de los padres del difunto;
7. - La circunstancia de haber o no testamentado en su caso, si es ológrafo o por acto público, y la oficina en que se encuentre.
CAPITULO VII
De las inhumaciones
81. Los encargados de cementerios o enterratorios no permitirán la inhumación de ningún cadáver sin la autorización del encargado del Registro.
84. La inhumación no podrá hacerse antes de las 12 horas siguientes a la muerte, ni demorarse más de 36, salvo lo dispuesto por reglamentos municipales o policiales para casos determinados.
85. Si el informe médico u otra circunstancia sugiriese sospechas de que la muerte haya sido provocada por crimen o enfermedad que interese alestado sanitario, el jefe de la oficina dará el aviso correspondiente a la autoridad judicial o municipal, y no se expedirá la licencia de inhumación hasta que se le comunique haberse practicado las diligencias a que hubiere lugar.
31 de octubre de 1884
Fuente: www.elhistoriador.com.ar

jueves, mayo 21, 2009

Trabajo Práctico

Trabajo Práctico Nº 1

1. ¿Cuáles fueron las causas que llevaron al Gobernador de Entre Ríos, General Justo José de Urquiza, en el año1851 a realizar la proclama conocida como el “Pronunciamiento”?
2. Nombre de la Batalla que provoca la derrota militar de Juan Manuel de Rosas…
3. ¿Qué sostenía el Acuerdo de San Nicolás? ¿Por qué Buenos Aires lo rechaza?
4. ¿A qué acontecimiento se lo conoce, en el año 1852, como la Revolución del 11 de Setiembre?
5. ¿Cómo se organiza política, administrativa y económicamente la Provincia de Buenos Aires y la Confederación Argentina en 1854? ¿Cuáles son las dificultades que se le presentan a cada una?
6. ¿Cuál fue la causa principal del enfrentamiento militar de Cepeda, en el año 1859, y qué consecuencias provoca?
7. ¿Qué acontecimientos derivaron para que Bartolomé Mitre asuma la Presidencia de la Nación Argentina en 1862 y cuál fue la actitud de Urquiza y los caudillos federales?
8. Realiza una línea de tiempo sintetizando los principales acontecimientos producidos entre 1851 y 1862.

martes, mayo 19, 2009

PROGRAMA DE CONTENIDOS DE Tercero CBC 2009

PROGRAMA DE CONTENIDOS DE Tercero CBC 2009

UNIDAD 1: LAS REFORMAS IMPERIALES DEL SIGLO XVIII.
La creación del Virreinato del Río de la Plata. El liberalismo. Las revoluciones americanas de 1.810. Las guerras por la independencia hasta 1.814. La evolución política de los nuevos estados: Juntas, Triunviratos, Asambleas y Congresos en Argentina. El proyecto de regionalización de Artigas. Ramírez y la República de Entre Ríos. El fracaso de la unidad americana: Guerra continental por la independencia: San Martín y Bolívar. Militarización y Guerras civiles hasta 1.860. Unitarismo y federalismo en Argentina. Proyección nacional de Entre Ríos con Urquiza.

UNIDAD 2: LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES EN AMÉRICA LATINA
La asociación con Gran Bretaña. Las economías exportadoras de materias primas. Argentina y los ciclos de la lana, la agricultura y la ganadería. La modernización: las nuevas instituciones del Estado. La inmigración masiva: el caso entrerriano. La consolidación de la gran propiedad territorial. El sistema político y sus reformas. Los partidos. Los gobiernos conservadores en Argentina hasta 1.914.

UNIDAD 3: EL MUNDO EN EL SIGLO XX
La 1ra. Guerra Mundial. La Revolución Rusa. Los años XX. La gran depresión. La crisis económica de 1.929. El fin de la hegemonía inglesa en América Latina. El fascismo italiano y el nazismo alemán. La 2da. Guerra Mundial.

UNIDAD 4: ARGENTINA EN EL SIGLO XX
La economía: Crisis del modelo agro exportador. La industrialización. El mercado interno entre 1.920 y 1.952. Efectos de la 2da. Guerra Mundial. La sociedad: Migraciones internas y marginación. Cambios sociales.
Los gobiernos radicales. La continuidad económica y los cambios políticos. La restauración conservadora. Los gobiernos peronistas. El régimen político de 1.946 a 1.955. Rol del Estado, la FFAA, los sindicatos y la iglesia.

UNIDAD 5: EL MUNDO DIVIDIDO
Los bloques políticos y militares. La guerra fría. la ciencia y la técnica. La descolonización. El tercer mundo. Las democracias occidentales. La crisis social de los 60. El estado burocrático autoritario entre 1.966 y 1.973. La existencia social. El retorno del peronismo. El “Proceso”. Terrorismo de estado. Guerra de las Malvinas.


UNIDAD 6: ARGENTINA: Inestabilidad Política y Económica
La vuelta a la Democracia. Juicio a la Juntas. Hiperinflación. Nuevo orden Internacional. La crisis del sistema soviético y el fin de la guerra fría. Transnacionalización y salto tecnológico. Convertibilidad. Reforma Constitucional de 1994. Crisis política y económica del 2001. Gobiernos entre 2002 y 2.009

Pacto Federal de 1831

Pacto Federal del 4 de enero de 1831
En Leoncio Gianello, Historia de Santa Fe, p. 394
Art. 1° Los gobiernos de Santa Fé, Buenos Aires y Entre Ríos ratifican y declaran en su vigor y fuerza los tratados anteriores celebrados entre los mismos gobiernos en la parte que estipulan paz firme, amistad y unión estrecha y permanente; reconociendo recíprocamente su libertad, independencia, representación y derechos.
2° Las provincias de Santa Fé, Buenos Aires y Entre Ríos se obligan a resistir cualquier invasión extranjera que se haga, bien sea en el territorio de cada una de las tres provincias contratantes, o de cualquier otra de las tres que componen el Estado argentino.
3° Las provincias de Santa Fé, Buenos Aires y Entre Ríos se ligan y constituyen en alianza ofensiva y defensiva contra toda agresión de parte de cualquiera de las demás provincias de la República (lo que Dios no permita), que amenace la integridad e independencia de sus respectivos territorios.
4° Se comprometen a no oir, ni hacer proposiciones, ni celebrar tratado alguno particular una provincia por si sola con otra de las litorales, ni con ningún otro gobierno, sin previo avenimiento expreso de las demás provincias que forman la presente Federación.
5° Se obligan a no rehusar su consentimiento expreso para cualquier tratado que algunas de las tres provincias litorales quiera celebrar con otra de ellas ó de las demás que pertenecen a la República; siempre que tal tratado no perjudique a otra de las mismas tres provincias, ó a los intereses generales de ellas o de toda la República.
6° Se obligan también a no permitir que persona alguna de su territorio ofenda a cualquiera de las otras dos provincias, ó a sus respectivos gobiernos, y a guardar la mejor armonía posible con todos los gobiernos amigos.
7° Prometen no dar asilo a ningún criminal que se acoja a una de ellas,
huyendo de las otras dos por delito, cualquiera que sea, y ponerlo a disposición del gobierno respectivo que lo reclame como tal. Entendiéndose que el presente artículo sólo regirá con respecto a los que se hagan criminales después de la ratificación y publicación de este tratado.
8° Los habitantes de las tres provincias litorales gozarán recíprocamente la franquicia y seguridad de entrar y transitar con sus buques y cargar en todos los puertos, ríos y territorios de cada una ejerciendo en ellas su industria con la misma libertad, justicia y protección que los naturales de la provincia en que residan, bien sea permanente o accidentalmente.
9° Los frutos y efectos de cualquier especie que se importen o exporten del territorio o puertos de una provincia a otra por agua o por tierra, no pagarán más derechos que si fuesen importados por los naturales de la provincia, adonde o de donde se exportan o importan.
10° No se concederá en una provincia derecho, gracia, privilegio o exención a las personas y propiedades de los naturales de ella, que no se conceda a los habitantes de las otras dos.
11° Teniendo presente que alguna de las provincias contratantes ha determinado por ley que nadie puede ejercer en ella la primera magistratura sino sus hijos respectivamente, se exceptúa de dicho caso y otros de igual naturaleza que fueren establecidos por leyes especiales entendiéndose que en caso de hacerse por una provincia alguna excepción, ha de extenderse a los naturales y propiedades de las otras dos aliadas.
12° Cualquiera provincia de la República que quiera entrar en la liga que forman las litorales, será admitida con arreglo a lo que establece la segunda base del artículo primero de la citada convención preliminar celebrada en Santa Fé a veintitrés de febrero del pasado año ejecutándose este acto con el expreso y unánime consentimiento de cada una de las demás provincias federales.
13° Si llegare el caso de ser atacada la libertad e independencia de alguna de las tres provincias litorales, por alguna otra de las que no entran al presente en la declaración, o por otro cualquier poder extraño, la auxiliarán las otras dos provincias litorales con cuantos recursos y elementos están en la esfera de su poder, según la clase de la invasión, procurando que las tropas que envíen las provincias auxiliares sean bien vestidas, armadas y municionadas, y que marchen con sus respectivos jefes y oficiales. Se acordará por separado la suma de dinero con que para este caso deba contribuir cada provincia.
14° Las fuerzas terrestres o marítimas, que según el artículo anterior se envien en auxilio de la Provincia invadida, deberán obrar con sujeción al gobierno de ésta, mientras pisen su territorio y naveguen sus ríos en clase de auxiliares.
15° Interin dure el presente estado de cosas, y mientras no se establezca la paz pública de todas las provincias de la República residirá en la capital de Santa Fe una comisión compuesta de un diputado por cada una de las tres provincias litorales, cuya denominación será "Comisión representativa de los gobierno de las provincias litorales de la República Argentina", cuyos diputados podrán ser removidos al arbitrio de sus respectivos gobiernos, cuando lo juzguen conveniente, nombrando otros inmediatamente en su lugar.
16° Las atribuciones de esta Comisión serán:
1° celebrar tratados de paz a nombre de las expresadas tres provincias conforme a las instrucciones que cada uno de los diputados tenga de su respectivo gobierno y con la calidad de someter dichos tratados a la ratificación de cada una de las tres provincias.
2° Hacer declaraciones de guerra contra cualquier otro poder a nombre de las tres provincias litorales toda vez que estén acordes en que se haga tal declaración.
3° Ordenar se levante el ejército en caso de guerra ofensiva y defensiva, y nombrar el general que deba mandarlo.
4° Determinar el contingente de tropas con que cada una de las provincias alistadas daba contribuir conforme al tenor del artículo trece.
5° Invitar a todas las demás provincias de la República cuando estén en plena libertad y tranquilidad, a reunirse en federación con las tres litorales; y a que por medio de un congreso general federativo se arregle la administración general del país, bajo el sistema federal, su comercio interior y exterior, su navegación, el cobro y distribución de las rentas generales y el pago de la deuda de la República, consultando del mejor modo posible la seguridad y engrandecimiento general de la República, su crédito interior y exterior y la soberanía, libertad e independencia de cada una de las provincias.
Art. 17: El presente tratado deberá ser ratificado a los tres días por el gobierno de Santa Fé, a los seis por el de Entre Ríos y a los treinta por el gobierno de Buenos Aires. Dado en la ciudad de Santa Fé á cuatro días del mes de enero del ario de Nuestro Señor, de mil ochocientos treinta y uno.
José María Rojas y Patrón - Antonio Crespo - Domingo Cullen.
ARTICULO ADICIONAL
Siendo de la mayor urgencia la conclusión del presente tratado y no habiendo concurrido la provincia de Corrientes á su celebración por haber renunciado el señor general Don Pedro Ferre la comisión que se ]e confirió al efecto, y teniendo muy fundados y poderosos motivos para
creer que accederá a él en los mismos términos en que está concebido, se le invitará por los tres comisionados que suscriben á que adhiriendo á el, lo acepte y ratifique en todas y cada una de sus partes del mismo modo que si hubiese sido celebrado conforme á instrucciones suyas con su respectivo Comisionado.
Dado en la ciudad de Santa Fé a cuatro días del mes de enero del año de Nuestro Señor, de mil ochocientos treinta y uno.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar

Vida y obra de Justo José de Urquiza por Felipe Pigna

Justo José de Urquiza (1801 - 1870)
Autor: Felipe Pigna
Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, vencedor de Rosas, gran impulsor de la organización nacional y primer presidente constitucional de los argentinos, nació el 18 de octubre de 1801 en una estancia cercana a Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos. En aquel tiempo, su padre, el coronel José de Urquiza era comandante de la costa del Uruguay. Los primeros años de Urquiza transcurrieron en el campo hasta que en 1815 se trasladó junto a sus hermanos mayores a Buenos Aires para estudiar en el Colegio de San Carlos, pero debió abandonar los estudios por la clausura del Colegio y regresó a Entre Ríos. A partir de entonces se dedicó al comercio. Trabajó junto a su cuñado hasta establecer su propio negocio: cueros y astas que despachaba a Buenos Aires y Montevideo. Lentamente y paralelamente con el crecimiento de su prosperidad económica, aumentó la influencia de Urquiza en Concepción del Uruguay. La ciudad lo nombró oficial del cuerpo de cívicos, que se encargaba del orden en la ciudad y en el campo. Allí tomará contacto por primera vez con la política y con los grandes debates en torno a la forma de gobierno a adoptar por el nuevo país independiente. Urquiza se inclinó por el federalismo e inició su carrera política que lo llevó a los veinticinco años a ser electo diputado a la legislatura provincial. Allí presentó una serie de proyectos tendientes a mejorar la administración y la economía provinciales, así como innovadoras propuestas educativas.
Su buena labor legislativa incrementó su influencia y su prestigio político. En 1832 fue designado comandante del segundo departamento provincial. Era el cargo que seguía en jerarquía al de gobernador y manejaba los destinos de la mitad más rica de Entre Ríos.
Cuando el gobernador entrerriano Pascual Echagüe dejó su cargo, le dejó el puesto a Justo José de Urquiza, quien asumirá el 15 de diciembre de 1841.
Eran épocas duras, de guerras civiles entre los unitarios de Paz, aliados a los orientales de Fructuoso Rivera y los federales de Rosas socios del caudillo oriental Manuel Oribe. Urquiza se unió al bando federal participando en numerosas batallas. Persiguió a Rivera durante casi dos años hasta derrotarlo definitivamente en 1845 en India Muerta. Quedaba José María Paz, el genial estratega unitario, que se había adueñado de la provincia de Corrientes y dirigía las operaciones comandadas por el gobernador correntino Joaquín Madariaga. Urquiza organizó una rápida campaña y Madariaga fue derrotado en Laguna Limpia. El vencedor decidió no atacar a Paz que se encontraba en un lugar de muy difícil acceso y le propuso un pacto a Madariaga. Los dos gobernadores se reunieron en Alcaraz, Entre Ríos, en agosto de 1846 y firmaron los Tratados de Alcaraz, donde reiteraban la vigencia del Pacto Federal de 1831.
Los acuerdos de Alcaraz le cayeron muy mal a Rosas porque promovían la libre navegación de los ríos e insistían en la necesidad de organizar constitucionalmente al país. Rosas comisionó a su secretario Máximo Terrero para denunciar ante los gobernadores "el desvío, la miseria y la ceguera del General Urquiza".
Las presiones de Rosas activaron el conflicto entre Corrientes y Entre Ríos e hicieron fracasar los acuerdos de Alcaraz. La guerra se reanudó y Madariaga fue vencido definitivamente en el Potrero de Vences en noviembre de 1847. El gobierno de Corrientes quedó en manos de un hombre de confianza de Urquiza, el Coronel Benjamín Virasoro.
Terminadas las campañas de 1846 y 1847, Urquiza volvió a ocuparse personalmente de las tareas de gobierno que había confiado en su ausencia a Antonio Crespo su gobernador delegado. Se dedicó sobre todo a promover la educación popular. Para 1848 ya había escuelas públicas en todos los distritos de la Provincia.
Para 1850 Entre Ríos era una de las provincias más prósperas de la Confederación. Atraía a inversores extranjeros y llevaba a los emigrados argentinos en Montevideo a poner los ojos en su gobernador y a visualizarlo como el único capaz de terminar con el régimen rosista. Así pensaba Esteban Echeverría, que le escribía a Urquiza en estos términos: "Debe ponerse al frente de un partido único y nacional que represente a la religión social de la patria representada en la bandera de Mayo. Nos asiste un convencimiento de que nadie en la República Argentina está en condición más ventajosa que Vuestra Excelencia para ponerse al frente de ese partido nacional y promover con suceso la fraternidad de todos los argentinos".
Rosas había adoptado varias medidas que afectaron la economía entrerriana.
Año tras año, argumentando razones de salud, Rosas presentaba su renuncia a la conducción de las relaciones exteriores de la confederación, en la seguridad de que no le sería aceptada. Y lo hacía en términos como estos:
"La irreparable pérdida de mi amante esposa Encarnación, la prolongada lucha de mis más queridas afecciones para subordinarlas a mis altos deberes y los principios de mi vida pública, aléjanme de una posición en que fuera desacuerdo reproducir sacrificios ya colmados. Con intenso anhelo, muy encarecida y humildemente, os suplico que, sin pérdida de tiempo, elijáis la persona que ha de sucederme en el mando supremo de la provincia."
Y la legislatura bonaerense le contestaba: "No hay patriotas esclarecidos, capaces de ponerse al frente de los negocios, sólo en la persona de V.E. pueden depositar confiadamente la plenitud de facultades que acuerda la Ley. Sienten, pues no poder por ahora hacer innovación alguna a las resoluciones anteriores".
En 1851 el gobernador de Entre Ríos emitió un decreto conocido como el pronunciamiento de Urquiza, en el cual aceptaba la renuncia de Rosas y reasumía para Entre Ríos la conducción de las relaciones exteriores.
El conflicto era en esencia económico: Entre Ríos venía reclamando la libre navegación de los ríos -necesaria para el florecimiento de su economía- ya que permitiría el intercambio de su producción con el exterior sin necesidad de pasar por Buenos Aires.
Armado de alianzas internacionales, Urquiza decidió enfrentar al gobierno bonaerense.
El emperador de Brasil, Pedro II, proveería infantería, caballería, artillería y todo lo necesario, incluso la escuadra. El tratado firmado entre Urquiza y los brasileños decía en una de sus partes:
"Su Excelencia el señor Gobernador de Entre Ríos se obliga a obtener del gobierno que suceda inmediatamente al del general Rosas, el reconocimiento de aquel empréstito como deuda de la Confederación Argentina y que efectúe su propio pago con el interés del 6% por año. En el caso, no probable, de que esto no pueda obtenerse, la deuda quedará a cargo de los estados de Entre Ríos y Corrientes, y para garantía de su pago, con los intereses estipulados, Sus Excelencias los señores gobernadores de Entre Ríos y Corrientes, hipotecan desde ya las rentas y los terrenos de propiedad pública de los referidos estados."
En las provincias la actitud de Urquiza despertó diversas reacciones. Córdoba declaró que era un infame traición a la patria y dijo que "Urquiza se había prostituido a servir de avanzada al gobierno brasileño". Otras se pronunciaron en sentido similar e intentaron formar una coalición militar para defender a Rosas, pero ya era demasiado tarde.
Urquiza alistó a sus hombres en el ''ejército grande" y avanzó sobre Buenos Aires, derrotando a Rosas en la Batalla de Caseros, el 3 de Febrero de 1852.
Horas más tarde Rosas escribiría su renuncia. Vencido, el Gobernador de Buenos Aires alcanzó a escribir estas líneas antes de embarcarse en el buque de guerra Conflict hacia Inglaterra, donde vivirá hasta su muerte:
"Durante el tiempo en que presidí el gobierno de Buenos Aires, encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, con la suma del poder por la ley, goberné según mi conciencia. Soy, pues, el único responsable de todos mis actos, de mis hechos buenos como los malos, de mis errores y de mis actos. Las circunstancias durante los años de mi administración fueron siempre extraordinarias, y no es justo que durante ellas se me juzgue como en tiempos tranquilos y serenos."
Al día siguiente de Caseros, los terratenientes porteños, como por ejemplo los Anchorena, primos de Rosas, renegaron de su pasado rosista y trataron de congraciarse con las nuevas autoridades.
El "Ejército Grande" podía haber entrado a Buenos Aires al otro día de Caseros, pero Urquiza prefirió esperar al 20 de febrero, aniversario de la batalla de Ituzaingó, como desagravio al Imperio brasileño.
Las fuerzas de oposición al Gobernador conformaban un extraño conjunto: Federales antirrosistas, unitarios, jóvenes intelectuales, autonomistas, que sólo tenían en común su oposición a Rosas. Lejos de mantener la unidad, este grupo se dividirá en numerosos bandos políticos.
Si la caída de Rosas parecía el fin de las contiendas provinciales, a partir de ella los enfrentamientos se tornarán más encendidos que nunca y el país parecía estar a punto de estallar en pedazos.
Urquiza se instaló en la casa de Rosas en Palermo. Como Lavalle, para asegurarse el apoyo político repartió, dineros públicos entre un numeroso grupo de oficiales y allegados. El reparto fue mayor que en 1829, también lo era el tesoro en 1852. Las órdenes de pago más modestas eran por veinte mil pesos. Don Vicente López y Planes cobró 200 mil pesos y aceptó asumir como gobernador de Buenos Aires.
He aquí una pequeña parte de la lista de los que recibieron los "incentivos de Urquiza", claro que con dineros públicos:
Teniente Coronel Hilario Ascasubi, 10 mil
Corone. Manuel Escalada, 100 mil
General Gregorio Aráoz de La Madrid, 50 mil
Coronel. Bartolomé Mitre, 16 mil
Gobernador de Corrientes, Benjamín Virasoro, 224 mil
General José M. Galán, 250 mil
A su llegada, Urquiza buscó aliados políticos; pero las cosas habían cambiado: rosistas y antirrosistas de Buenos Aires cambiaron de colores y se unieron para asegurar la unidad bonaerense frente a los avances del interior. Urquiza convocó a los gobernadores de las provincias a firmar un acuerdo en San Nicolás, el 31 de mayo de 1852, con el objetivo de lograr un consenso que permitiera la sanción de una nueva y definitiva constitución. El acuerdo respondía a los intereses del interior del país, quitando protagonismo al poder central que se ejercía desde Buenos Aires.
Cada provincia cedería parte de su poder de decisión para delegarlo en un poder central. El nuevo intento integrador tenía bases en el liberalismo económico: se dictó la libre navegación de los ríos y la supresión de las aduanas interiores.
Además, se designó al General Urquiza como director provisional de la Confederación Argentina, asignándole algunas facultades extraordinarias, como el mando de las Fuerzas Militares y el control de todas las rentas. Por último, el acuerdo convocó a un Congreso General Constituyente.
Buenos Aires no tardó en mostrar su enojo. El acuerdo le quitaba sus enormes influencias políticas, otorgando en cambio importantes poderes al propio Urquiza. La legislatura bonaerense rechazó el acuerdo tras largos debates parlamentarios.
Aprovechando la ausencia de Urquiza, que asistía en Santa Fe a la inauguración del Congreso Constituyente, el 11 de septiembre de 1853 estalló una revolución en Buenos Aires. El movimiento reclamaba la renuncia del gobierno y la nulidad del Acuerdo de San Nicolás, al tiempo que proclamó como gobernador al jefe del movimiento, Valentín Alsina. Pero casi simultáneamente, tropas federales que respondían a los intereses del Litoral sitiaron Buenos Aires exigiendo el cumplimiento del acuerdo.
El Congreso Constituyente finalmente pudo reunirse, sin contar con la presencia porteña. Las bases de Alberdi y el modelo de Constitución de Estados Unidos, sirvieron como puntos de partida en la redacción del texto final.
Ante la resistencia porteña, Urquiza decidió bloquear el puerto de Buenos Aires, pero cometió el error de poner al frente de la escuadra al coronel norteamericano John Halsted Coe. El Marino yanqui vendió la escuadra a Buenos Aires el 20 de julio de 1853 por 5000 onzas de oro y se terminó en bloqueo.
La secesión era un hecho. Por un lado, se constituyó la Confederación Argentina, una irregular amalgama de trece provincias que respondían a un gobierno con capital en Paraná. Por el otro, el Estado de Buenos Aires, con intereses definidos, una más sólida posición financiera y con una relativa unidad política.
La Confederación Argentina intentó llevar adelante un modelo que pretendía "olvidarse" de Buenos Aires e instalar una nueva nación. No era sencilla la tarea de Urquiza: crear un sentimiento nacional más fuerte que las identidades regionales.
La Confederación manejaba un presupuesto escaso, producto de la falta de recursos económicos y naturales; la zona más rentable era la Mesopotamia, productora de ganado y cereales; el resto de las provincias, aisladas, desarrollaban actividades económicas destinadas a la subsistencia o a un pobre intercambio con países limítrofes (Paraguay, Chile y Bolivia).
Urquiza trató de combatir la pobre situación económica de la Confederación. Firmó tratados comerciales con Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Solicitó créditos al Brasil. Estimuló la inmigración, creando colonias agrícolas en las provincias del Litoral para desarrollar la producción lanera y cerealera. Fomentó la enseñanza y los estudios científicos. Pero los problemas económicos del interior eran estructurales: faltaban tierras, capitales y no había suficiente mano de obra. Además, el circuito económico del Litoral no cerraba: para comerciar con el exterior, necesariamente las mercaderías -que salían del puerto de Rosario- debían pasar por la aduana de Buenos Aires, y pagar allí fuertes sumas.
El proyecto de Urquiza se desmoronaba. Darle la espalda a Buenos Aires era una estrategia inviable. Los capitales extranjeros no llegaban, carecían de una moneda fuerte, el estado no lograba nacionalizar sus instituciones. Las bases materiales estaban en terreno porteño.
El último intento de la Confederación Argentina, fue endurecer sus políticas hacia Buenos Aires: en 1857 se dictan las Leyes de Derechos Diferenciales, que establecían ventajas a los productos que llegaban a su territorio sin pasar por Buenos Aires.
La ley era una abierta provocación a los porteños. La respuesta no tardó en llegar. Un decreto del Gobernador Alsina prohibía el paso por aguas porteñas de productos de la Confederación. Era una abierta guerra económica y sólo faltaba encender una mecha para que todo estallara.
La guerra económica, entonces, dio paso a las armas: un conflicto político en San Juan fue el puntapié para que las tropas de Buenos Aires y la Confederación se movilizaran.
Los dos ejércitos se encontraron en Cepeda el 23 de octubre de 1859. Las tropas porteñas, al mando de Mitre, cayeron derrotadas.
La victoria le daba a Urquiza una aparente capacidad negociadora. Sin embargo, mostró una actitud moderada y no entró a Buenos Aires, sino que estableció su campamento en San José de Flores. Su intención era resolver rápidamente el conflicto.
Por el pacto de San José de Flores, firmado el 11 de noviembre de 1859, se acordaba que Buenos Aires comprometía su ingreso a la Confederación y ésta, debía aceptar las reformas que Buenos Aires le realizara a la Constitución.
Buenos Aires otorgaba subsidios a las provincias y se comprometía a pagar los gastos de la nueva convención constituyente, donde se incorporarían las reformas propuestas por Buenos Aires; pero mientras tanto, alargaba los plazos de la incorporación y mantenía el control de las rentas nacionales a través de la aduana.
Pero la confederación no podía esperar indefinidamente la incorporación de Buenos Aires a la Nación. El consenso que parecía adquirido no tenía la suficiente solidez y el acuerdo se desmoronó a raíz de un conflicto menor en la provincia de San Juan.
Nuevamente las fuerzas porteñas y del interior se enfrentaron, esta vez en Pavón el 17 de septiembre de 1861, en un combate dudoso y confuso, Urquiza retiró sus tropas, aun teniendo superioridad numérica. Esta vez la victoria fue para los porteños, que extendían de este modo su dominio a todo el país.
Tras la derrota de Pavón, Urquiza se refugió en su Palacio San José y se dedicó a sus negocios agropecuarios. Se negó a apoyar los levantamientos federales de los montoneros del Chacho Peñaloza y Felipe Varela contra la política del puerto de Buenos Aires que asfixiaba al interior y sólo reapareció públicamente en 1865 para apoyar a Mitre en la Guerra del Paraguay. Esta actitud desprestigió mucho su figura en las provincias y generó fuertes rechazos entre sus coprovincianos. En 1868 volvió a la vida política presentándose como candidato a presidente. Fue derrotado por Sarmiento quien a poco de asumir apoyó su nombramiento como gobernador de Entre Ríos y lo visitó en su palacio de Concepción del Uruguay.
El abrazo con Sarmiento, el principal responsable de la muerte del Chacho, le costará muy caro a Urquiza. Para muchos de sus ex compañeros de armas e ideas era la gota que colmaba un vaso que había comenzado a llenarse tras la extraña retirada de Pavón y con el apoyo a Mitre y a la guerra fratricida con el Paraguay. El 11 de abril de 1870, un grupo armado que respondía al caudillo montonero Ricardo López Jordán irrumpió en el Palacio San José al grito de "¡muera el traidor Urquiza!". El general les salió al encuentro dispuesto a defenderse a tiros pero cayó herido por un certero disparo y, una vez en el piso, la partida montonera lo ultimó a puñaladas.
Sus restos descansan desde agosto de 1872 en la Catedral de Concepción del Uruguay. Su recuerdo y su paso por la historia siguen despertando polémicas entre quienes ven en él a un libertador que puso fin al régimen rosista y al gran impulsor de la organización constitucional del país y entre quienes lo consideran un traidor a la causa federal.
Todo parece indicar que la vida amorosa de Urquiza fue muy intensa, pero la única mujer con la que contrajo matrimonio fue Dolores Costa Brizuela, nacida en 1830. Era hija de don Cayetano Costa y doña Micaela Brizuela. Urquiza tenía 50 años cuando conoció a Dolores en una fiesta en Gualeguaychú en la que el invitado de honor era Sarmiento. Dolores fue la fiel compañera de sus últimos años. Él tenía 12 hijos de parejas anteriores cuando la conoció -todos reconocidos legalmente- y con ella tendrá otros 11. La primera de la larga lista fue Dolores, nacida el 30 de abril de 1853, horas antes de la sanción de la Constitución Nacional.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar